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ISSN 1989-4163

NUMERO 65 - SEPTIEMBRE 2015

Operación Dulce

Il Gatopando

Autor: Ian McEwan. Anagrama. 2015. 400 páginas. 19,90€

 

La trama de Sweet Tooth / Operación Dulce –se dice en inglés que tiene un “diente dulce” aquella persona que es muy golosa-, la última novela del veterano escritor inglés Ian McEwan, publicada como es habitual por Anagrama, gira en torno al engaño por ocultación. No en vano se trata de una novela de espionaje aunque centrada en una operación menor –cuya denominación da título a la novela- conducida por una sección más bien periférica de los Servicios Secretos británicos que decide intervenir de forma activa en la disputa cultural e intelectual que se desarrolló entre los dos grandes bloques enfrentados en la Guerra Fría. Así, emulando otras iniciativas desarrolladas por la CIA, a cambio de ayuda económica buscan cooptar para su causa a escritores cuya visión pueda contribuir a alimentar, a reforzar el discurso oficial sobre las bondades de la vida en la sociedad capitalista en contraposición a la comunista. Un aspecto que lleva a McEwan a reflexionar sobre la relación entre literatura y poder.

El contexto de la novela es la convulsa Gran Bretaña de la primera mitad de los años setenta, durante los mandatos de Edward Heath y de Harold Wilson, aún en la estela de la rebelión juvenil desatada en la década anterior, un país golpeado con dureza por la crisis del petróleo, asolado por multitud de conflictos sociales y dificultades económicas que contribuyeron a reforzar la visión general de la inevitable decadencia del que fuera el centro del Imperio y que en 1979 desembocaría en el ascenso al poder de Margaret Thatcher con un programa de ruptura. El grueso de la acción transcurre en un Londres apagado, áspero, opresivo, como si los sentimientos y el hedonismo solo pudieran fluir, de forma intermitente aunque apasionada, durante fugaces retiros en el campo o en pintorescas localidades costeras como Brighton.

Esto es así porque en el centro de Operación Dulce hay una historia de amor –bueno, en realidad la novela contiene más de una aunque para la reseña prescindamos de las frustradas- que logra crecer pese al entorno de ocultamiento en el que se desenvuelve. Los sentimientos se ven amenazados por las medias verdades, como si todos los personajes que pululan en aquel ambiente estuvieran condenados a guardarse algún as en la manga, empezando por sus protagonistas: Serena, la atractiva aunque inexperta joven reclutada por los Servicios Secretos, que se enamora del prometedor escritor, Tom, al que ha de cooptar para la causa sin que éste sospeche de sus verdaderas intenciones.

La novela está narrada en primera persona desde la perspectiva de Serena si bien, al igual que sucede con la trama, tampoco en este caso las cosas son lo que parecen en la medida en que la ocultación no se ve combatida con la verdad sino con más ocultación. Se trata de un doble juego que salpica a la propia narración, la cual se lee con la avidez propia de un thriller. El texto adquiere verosimilitud al incluir menciones a la labor de conocidos escritores si bien en este caso, a diferencia de lo que parece habitual en la realidad, la literatura consigue vengarse del poder y exponer en público sus miserias. En lugar de aprovecharse de la literatura, tal y como era su intención, es el poder quien acaba viéndose aprovechado por aquélla valiéndose de sus mismas armas. Es una de las satisfacciones o de los privilegios que tiene el moverse en la ficción y que McEwan brinda con su probada solvencia al lector.

 

 

Operación dulce

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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